
¿Te has cuestionado si hiciste todo lo mejor por tu compañero animal? ¿Te has reprochado una decisión que tuviste que tomar?
La culpa es un sentimiento muy común en el duelo, que gran parte de los dolientes experimentan tras la pérdida de sus peludos.
Generalmente viene acompañada de otras emociones que nos ocasionan malestar e incomodad, como la frustración, remordimiento e ideas que llegan de forma constante a la mente, junto a los “y sí…” y los “hubiera”.
¿Cómo se da la culpa?
Surge de la forma en que nosotros interpretamos y del peso que le damos a los hechos que experimentamos, basándonos en lo que hemos vivido a lo largo de la vida, de los valores y normas sociales, de nuestros pensamientos, e incluso de nuestra forma de ser.
A la culpa le hemos puesto la etiqueta de una emoción “negativa”, es importante recordar que cada emoción tiene una función adaptativa en nuestras vidas, pero a veces ocasionan lo contrario, volviéndola desadaptativa, lo cual dificulta el proceso de duelo.
¿De dónde viene?
Surge de algo que nosotros consideramos como una falta que hemos cometido, que puede ser real o imaginaria. Y cuando nos referimos a la culpa en el duelo por nuestros animales amados, en realidad hablamos de un sentimiento de culpa hacia nosotros mismos, a una falta imaginaria o incluso un error o accidente que de ninguna forma estaba bajo nuestro control, ya que nunca se tuvo la intención de dañarlos.
Y muchas veces nos castigamos y nos decimos cosas muy duras e hirientes, que ya de por sí nos encontramos viviendo un dolor muy grande, con esta narrativa interna y la forma en que nos tratamos, el dolor se hace más grande y la herida crece más.
¿Cómo puedo sanarla?
Comprendiendo que a veces solemos creer que tenemos el poder y el deber de controlarlo todo, que podemos proteger a nuestros seres amados de cualquier adversidad e incluso de algo que es lo más natural que existe: la muerte. Empecemos con trabajar la idea de que nadie es perfecto, y las decisiones tomadas siempre son desde el corazón, pensando en el bienestar de ese ser al que tanto amas.
Es importante que tengas presente que hiciste lo mejor que pudiste con lo que sabías en ese momento de acuerdo con las circunstancias que se presentaron. No puedes juzgar ese acto o decisión desde el conocimiento y experiencia que tienes hoy, porque son momentos distintos.
Reconoce tus limitaciones y la imposibilidad de tener el control sobre cada una de las situaciones que acontecen en la vida. Acepta la impermanencia
Trátate con compasión y paciencia.
Aline Rodríguez